El frío adelgaza la capa más externa de nuestra piel (capa córnea), lo que produce un efecto similar a la piel seca, produciendo inflamación, picor, tirantez, más manchas y más arrugas… además los capilares sanguíneos se contraen haciendo que llegue menos oxígeno a las células cutáneas, dando a nuestra piel un aspecto más apagado.
El frío ya está aquí y no podemos hacer nada para evitarlo, lo que si estamos a tiempo de hacer es tomar medidas para mitigar los efectos del frío en nuestra piel y un paso fundamental es la prevención y cuanto antes pasemos a la acción mejor.
La llegada del invierno afecta a todo nuestro organismo, y también a la piel. Esta se encuentra expuesta a las inclemencias climatológicas, el frío intenso, la lluvia, el viento… siendo las zonas más sensibles a las bajas temperaturas las mejillas, los labios, el cuello, el escote y las manos.
Esto provoca que la epidermis se altere por efecto de la deshidratación. Lo observamos en nuestro rostro, con líneas más marcadas y descamación. Incluso podemos notar cierto picor en zonas como las extremidades (piernas y brazos) y más especialmente en manos y pies. Por todo ello, es importante tener en cuenta que el frío puede afectar a la piel de varias maneras debido a la exposición a bajas temperaturas, los cambios bruscos de temperatura que se suceden al entrar y salir de los ambientes y la disminución de la humedad en el aire.
¿Cómo reacciona la piel al frío?
El principal problema de la piel ante el frío es que produce la vasoconstricción en los vasos sanguíneos de la piel, generando una menor oxigenación y llegada de nutrientes a las células. Esto ralentiza todos los procesos de renovación celular y la producción de sebo, que actúa como una protección natural, así que a menos sebo menor protección. De este modo, esa falta de sebo hace que la humedad de la piel se evapore y es por eso la tirantez e incluso el picor que se llega a sentir en la piel, efectos que se agravan con el uso de la calefacción.
Por último, tenemos los contrastes y es que los contrastes de temperatura interior y exterior refuerzan estos procesos (cambiar en segundos de 2 o 3 grados en la calle a 21 ó 24 en el interior y viceversa), contraen y dilatan los capilares de forma brusca. Esto provoca la ruptura de algunos y, como consecuencia, la aparición de unas venillas de color rojo oscuro, fundamentalmente en la nariz y los pómulos. Este es un problema que se conoce como cuperosis. Todos estos factores hacen que la piel se vea como si estuviera más apagada, vieja y arrugada.
¿Qué efectos tiene el frío sobre la piel?
SEQUEDAD:
El aire frío tiene menos humedad, lo que puede llevar a la deshidratación de la piel. La falta de humedad puede hacer que la piel se sienta áspera, tirante y con descamación.
VASODILATACIÓN:
Cuando te expones al frío, los vasos sanguíneos en la piel se estrechan para conservar el calor corporal. Después, cuando vuelves a un ambiente más cálido, estos vasos sanguíneos se dilatan nuevamente, lo que puede causar enrojecimiento y sensación de ardor en la piel.
PIEL AGRIETADA:
Las bajas temperaturas y la falta de humedad pueden hacer que la piel se vuelva frágil y propensa a agrietarse, especialmente en áreas como las manos, los labios y los talones.
ECZEMA Y PSORIASIS:
Las personas que padecen afecciones cutáneas como el eczema y la psoriasis pueden experimentar brotes y empeoramiento de los síntomas durante los meses fríos debido a la piel seca y a la falta de humedad.
URTICARIA POR FRÍO:
Algunas personas desarrollan urticaria por frío, una reacción alérgica a las bajas temperaturas que provoca ronchas y picazón en la piel.
ENVEJECIMIENTO PREMATURO:
La exposición prolongada al frío y al viento puede contribuir al envejecimiento prematuro de la piel, causando la aparición de arrugas y líneas finas.
INMUNIDAD REDUCIDA:
El frío puede debilitar el sistema inmunológico, lo que puede hacer que la piel sea más propensa a infecciones y enfermedades.
Consejos para proteger tu piel del frío
Conscientes de que en esta época en la que cubrimos más la piel por el frío, también la cuidamos menos, olvidando algunas cosas sencillas. Ahí van algunos tips que conviene recordar para cuidar la piel durante el invierno.
LIMPIEZA:
Aunque con el frío nos apetezca más una duchita con agua caliente, la temperatura debería rondar los 35 grados centígrados, para evitar que las oscilaciones de temperatura provoquen arañas vasculares por cambios en el calibre venoso por la vasodilatación y durar entre 5 y 10 minutos, ya que una ducha a más de 38 grados contribuye a resecar más fácilmente la piel provocando la pérdida de lubricación y alterando los aceites naturales que mantienen la hidratación. Y no es recomendable ducharse en esta época más de una vez al día.
También debemos de tener en cuenta que realizar un lavado excesivo o una sobre exfoliación de la piel también contribuye a la sequedad de la misma.
Otra opción son las leches limpiadoras emolientes ya que además de limpiar la piel, calman la sensación de irritación y alivian las molestias provocadas por la sequedad y la atopía. Relajando, hidratando y nutriendo la piel.
Para pieles no sensibles también es interesante que los limpiadores contengan alfa hidroxiácidos (ácido salicílico, glicólico…), porque ayudan a la renovación celular, eliminan la suciedad, estimulan la síntesis de colágeno y, por tanto, promueven el rejuvenecimiento cutáneo.
HIDRATACIÓN:
Durante los meses de invierno, se deteriora la función barrera de la piel y tiende a la deshidratación. Esto es especialmente importante en aquellas personas que padecen algún tipo de dermatosis (dermatitis atópica, psoriasis…). Por eso se recomienda hidratar la piel a diario y después de cada baño.
Un cosmético hidratante debe mantener o restituir la homeostasis de la piel, retrasar el envejecimiento cutáneo y dar soluciones a pieles problemáticas, y esto se consigue aportando lípidos de calidad, humectantes y agua (evitando su pérdida con sustancias oclusivas, etc.), como veremos a continuación.
El objetivo principal de un cosmético hidratante es mantener y aumentar el nivel hídrico superficial, que en condiciones ideales es del 10-20%. Otro parámetro a tener en cuenta es la cantidad de lípidos cutáneos presentes, sabiendo que esta característica viene determinada por la actividad de las glándulas sebáceas
Un emoliente adecuado (a base de urea, panthenol…) ayudará a mantener una piel sana durante el invierno, necesitaremos productos que contengan nutrientes, antioxidantes y antiinflamatorios para calmar y ayudar a la regeneración celular de la capa basal de la piel.
FOTOPROTECCIÓN:
Aunque creamos que la radiación ultravioleta afecta solo en épocas de sol, se sabe que, precisamente porque nos descuidamos, en invierno el rostro y en especial los labios reciben mayor impacto. Lo notamos, por ejemplo, en quemaduras labiales de primer grado en época de esquí, al reflejar la nieve hasta un 80 por ciento más de radiación que en una exposición habitual.
MANOS Y LABIOS:
Es muy importante perpetuar la rutina de hidratación en manos y labios. Resulta habitual que, por la desgana de ponernos los guantes, suframos lesiones leves en los dedos provocadas por las bajas temperaturas. Debemos prestar mayor protección a las manos mediante hidratación extra y utilizando emolientes con alto contenido de glicerina y urea, para reducir el efecto pruriginoso que produce la vasoconstricción por el frío que puede desembocar en perniosis (sabañones) o fenómenos de Raynaud (dedos de las manos fríos y que tornan en color blanco, azulado y rojo)
Ahora que conoces las consecuencias del frío sobre tu piel, es hora de tomar medidas para evitarlas. Estate atenta que en el próximo post ampliaremos un poco esta información y te contaremos como los productos de CHORIMA Cosmética Atlántica pueden ayudarte a proteger tu piel del frio y matenerla radiante durante estos meses.
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- Chapped Lips. WebMD. Disponible en: https://www.webmd.com/beauty/why-your-lips-are-chapped
- ¿Qué es la exfoliación corporal y qué beneficios tiene? Escuela Ergon. Disponible en: https://escuelaergon.com/que-es-la-exfoliacion-corporal-y-que-beneficios-tiene/